Moisés Bem Sem Tov de León
Cabalista español, conocido como Moisés de León. Nació en León (hoy, territorio de Castilla y León / España) en 1250 - falleciendo en 1305 en Arévalo (Ávila – Castilla y León), siendo enterrado en el cementerio judío de Ávila, en lo que hoy es la Huerta del Monasterio de la Encarnación.
Editó en 1280, por primera vez, el Zohar (Sefer ha-Zonar) o Libro del Esplendor, revelado en el siglo II a Rabí Shimón Bar Jochai, santo sabio del período de la Mishná, discípulo de rabí Akiba ben Yosef (40-135), el cual junto con el Séfer Yetzirah (El libro de la Creación), es el pilar doctrinal de la cabalá y una de las obras más importantes de su literatura.
Según Gerschom Scholem en su libro “Desarrollo histórico e ideas básicas de la Cábala: “el entremezclamiento de la cábala de Girona y la cábala de los gnósticos de Castilla, se convirtió en la mente de Moisés de León en un encuentro creativo que determinó el carácter fundamental del “Zohar”. En lugar de las breves alusiones e interpretaciones de sus predecesores, presenta un amplio lienzo de interpretaciones y homilías que cubren todo el mundo del judaísmo tal como aparecía ante él.
Estaba muy lejos de la teología sistemática, y hay problemas fundamentales del pensamiento judío de la época que no aparecen en absoluto en su obra, como son el significado de la profecía y las cuestiones de la predestinación y la providencia; sin embargo, es un reflejo de la situación religiosa concreta, y la expone mediante la interpretación cabalística.
Empleando la forma de un pseudoepígrafo atribuido a Simeón bar Yohay y sus compañeros, Moisés de León quiso revestir con un ropaje antiguo su interpretación del judaísmo, como si se tratara de Midrashim largos y breves sobre la Toráh y los tres libros del Cantar, Rut y Lamentaciones.
En sus libros hebreos escritos por los años que siguieron a 1286, tras haber concluido su obra fundamental el “Zohar”, Moisés de León ocultó muchas de sus ideas más atrevidas (para las que había sido muy apropiado el oscuro ropaje del arameo).
Por otra parte, subrayó en ellos los principios del simbolismo de las sefirot, junto con el valor que tenían para entender la Toráh y la oración, así como elemento homilético y moral del Zohar.
Sus libros hebreos ampliaban en ciertos lugares temas que habían aparecido por primera vez con algunas variantes en el Zohar. En su obra “Ha-nefesh ha-hakamah” (1290), escribe: “La finalidad del alma al entrar en el cuerpo es mostrar sus poderes y habilidades en el mundo... Y cuando desciende a este mundo recibe poder e influencia para guiar a este mundo malo de modo que se le someta a un “tikún” (restauración) arriba y abajo, porque es de rango elevado, compuesta de todas las cosas; y si no estuviera compuesta de manera mística de lo que está arriba y abajo, no estaría completa... Y cuando está en ese mundo, se perfecciona y se completa de este mundo inferior... Y entonces está en estado de perfección, lo que no le sucedía al comienzo de su descenso”.
Fue el primero en recoger en el acrónimo “pardes” (jardín), las cuatro categorías convenciones por las que se dice que la Toráh podría interpretarse, el “pesat” o sentido literal que abarca no solo el contenido histórico y real de la Toráh, sino también la Ley Oral; el “derat” o sentido hermenéutico que es el camino de los comentarios éticos y agádicos; el “remez” o significado alegórico que se dirige al conjunto de verdades filosóficas que contiene la Toráh; y el “sod” o místico que es la totalidad de posibles comentarios cabalísticos que interpretan las palabras de la Toráh como eferencia a los acontecimientos que tienen lugar en el mundo de las “sefirot” o la relación que tienen con ese mundo los personas bíblicos.
Obras suyas son también Sefer ha-Rimmon, en la cual se explica cabalísticamente todo el culto judaico; Ha-Miskal, refutación de los sistemas filosóficos tan a la moda en su época, que tenían por objetivo la explicación racional de la religión; y Sefer ha-Sadot, visión del infierno y de la gloria según la tendencia mística al apócrifo Libro de Enoc.