Hermetista judío converso español. El historiador J.R. de Luanco le atribuye la paternidad de algunos de los tratados alquímicos que se creían obra de Raimundo LuII. Nacido en Tárrega (Lleida – Catalunya / España) a principios del siglo XIV y fallecido el 20 de Septiembre de 1371. Algunos le llaman el Ramón Lull de Tárrega, neófito, judío y Rabino. A los doce años se hizo católico y más tarde entró en la orden de Santo Domingo. Se aplicó con entusiasmo al estudio de la filosofía y la teología y llevado de su espíritu innovador escribió algunos opúsculos cuajados de proposiciones heréticas, por lo cual fue denunciado ante el Tribunal del Santo Oficio. Era a la sazón inquisidor general de Aragón el dominico Nicolás Eymerich célebre impugnador del lulismo. Le llamó éste para persuadirle de que debía retractarse de sus doctrinas heterodoxas, pero no satisfaciéndole la actitud de Tárrega ordenó se le encarcelara (1360). Declarado herético por una Comisión de teólogos que examinó sus obras, el papa Gregorio XI ordenó que se incoara el proceso (1371); Pero no había manera de seguir adelante porque ni él se retractaba, ni se declaraba enemigo de la Iglesia. Al mismo tiempo escribía al Pontífice alegando que se prolongaba innecesariamente su encierro. Entre tanto, condolido por su suerte el general de los Dominicos, le había rogado que depusiera su actitud, pero Tárrega había contestado con evasivas, y así continuaban las cosas, cuando Guido, cardenal y obispo de Perusa, escribió por orden del Papa a Eymerich para que en unión del arzobispo de Tarragona terminasen pronto el proceso, y a los pocos meses, el mismo Gregorio XI se dirigía en igual forma a las das autoridades mencionadas, diciendo que una vez probada la pertinencia de Tárrega se le sentenciara y se mandara el expediente a la Silla Apostólica. Al poco tiempo se reunía en Roma un Tribunal formado por 30 teólogos, que examino los textos en cuestión y mandó un informe a Tarragona. En esta situación las cosas, Tárrega fue hallado muerto en su celda, sin que pudiera precisarse si su muerte había sino natural o violenta. Las obras que con fundamento se atribuyen a Tárraga son: De invocatione doemonum y Conclusiones variae ab eo propugnatae, que es donde figuran sus opiniones heterodoxas acerca del sacrificio de la misa, de la adoración y culto y de la explícita de los laicos.