Así se llama el estado de los que estaban exentos de toda impureza legal, y eran por consiguiente, aptos para tomar parte en las funciones sagradas. Esta pureza se exigía en los sacerdotes que habían de acercarse al altar y ejercer su ministerio sacerdotal (LEVÍTICO / VAYICRA XXI, 8), en los israelitas que habían de comer de los sacrificios ofrecidos al Señor (NÚMEROS / BAMIDBAR IX, 6-11 y LEVÍTICO / VAYICRA VII, 20-21. Las leyes de la pureza lega están consignadas en el LEVÍTICO / VAYICRA XI-XV; NÚMEROS / BAMIDBAR V, 1-4. Estas leyes fueron después desarrolladas en los 12 tratados del sexto orden de la Mishnáh. Los sacerdotes eran los encargados de discernir entre lo santo y lo profano, lo puro y lo impuro (LEVÍTICO / VAYICRA X, 10).