Baño ritual o estanque de agua usada en el judaísmo para restaurar la pureza ritual a personas u objetos por medio de la inmersión. La referida impureza puede contraerse a partir de cadáveres, diversos objetos contaminantes u supuraciones corporales, parece que han sido considerados como algún tipo de sustancia gaseosa. Sin embargo, la impureza es espiritual, no higiénica (aunque se hizo habitual lavar el mikvé antes de usarlo) y puede, aunque no necesariamente, entrañar acción pecaminosa. Su uso en tiempos posbíblicos se basa en las estipulaciones de LEVÍTICO/VAYICRA 15 y NÚMEROS/BAMIDBAR 19 y 31, 19-24. Es específico para la mujer después del período de Nidá. También es usado por el hombre para sacarse los Klipot y por lo tanto propiciar su desarrollo espiritual. Se trata de Maim Jaim “agua viva o corriente”, tal como manantiales, ríos, etc. El Agua del Mikvé es un canal extremadamente poderoso para las energías positivas. El tratado de Mikvaot de la Mishnáh trata de las complejas regulaciones concernientes a la construcción y funcionamiento del mikvé. Esencialmente trata de los materiales que deben emplearse, la mínima cantidad de agua requerida para que un mikvé sea eficaz, y las fuentes apropiadas de agua para llenarlo. Después de la destrucción del Templo de Jerusalén en el 70 AEC, se eliminaron las exigencias purificatorias de los sacerdotes y de los judíos que deseaban entrar en el Templo. Desde entonces el mikvé ha estado asociado principalmente a la menstruación y conversión.