Nombre que se aplica a los miembros de la iglesia cristiana primitiva, ya fuesen de origen judaico, ya pagano, que sostenían que la observación de la Ley de Moisés era necesaria al cristianismo. Esta creencia tenía varios grados, según los cuales los judaizantes eran de cuatro categorías: 1º Los que concebían el cristianismo como una sexta judaica por el estilo de la de los fariseos o discípulos de Juan Bautista y, por lo mismo, no admitían a los no judíos sino en virtud de la circuncisión, que era el medio ordinario de incorporación con el pueblo escogido. 2º Los que miraban la circuncisión como obligatorio para los judíos de origen, admitiendo, empero, a los gentiles en la iglesia cristiana, aunque en un rango inferior, comparable al de los prosélitos de segundo orden o sebómenei (limentes, metuentes Deum). 3º Los que sin creer que la circuncisión fuese necesaria para salvarse, la juzgaban imprescindible, dadas las circunstancias, o sea, para no apartar a los judíos de la iglesia cristiana y para facilitar las relaciones entre los dos elementos de la comunidad cristiana. Y 4º Los que no teniendo ideas claras acerca de la obligación de la Ley de Moisés, seguían guardándola por hábito, por espíritu de piedad, por escrúpulo de conciencia, y se escandalizaban al ver que se la quebrantaba. El movimiento de los judaizantes tuvo su mayor adversario en san Pablo.