Glosario

Serie de salmos (113 a 118), que los judíos tenían la costumbre de recitar en las mas grandes fiestas de la Ley: Pascua, Pentecostés y Tabernáculos. Era de dos clases, el hallel egipcio y el gran hallel; el primero se llamada así porque se cantaba en el templo durante la inmolación del cordero pascual, que recordaba el hecho de haber sido libertado el pueblo de Israel de la esclavitud de los Faraones. Este hallel se cantaba dieciocho veces al año, en las grandes festividades mencionadas, y asimismo, es particular en las familias con ocasión de la celebración de la Pascua, en la primera tarde de la fiesta y se dividía en dos partes: la primera (salmos 113 y 114) se cantaba mientras se apuraba la segunda copa; la segunda parte (salmos 115 y 116) mientras se bebían la cuarta y última copas reglamentarias. Los que deseaban apurar una quinta copa, recitaban el gran hallel, el cual servía también para dar gracias al Señor en ocasiones de grandes regocijos por favores señalados que D’s otorgaba al pueblo. Acerca de la época exacta en que el uso del hallel se introdujo en el servicio litúrgico, no se puede precisar por falta de datos históricos, ni tampoco hay pruebas bastantes para hacerlo remontar a un gran antigüedad, como pretenden los rabinos. Del libro 2º de los Paralipómemos (XXXV, 15) se deduce que ya en tiempo del rey Josías se acostumbraba cantar durante la inmolación del cordero pascual, y también en tiempo de Ezequías, en el mismo lugar (XXX, 24). El Libro de la Sabiduría (XVII, 9) cita asimismo el hallel que se cantaba cuando la celebración de la Pascua, y a él alude el Evangelio cristiano al relatar la última Pascua que Jesús celebró con sus discípulos, en aquellas palabras himno dicto (Mat. XXVI, 30 y Marcos XIV, 26), entendiendo por este himno la segunda parte del hallel.
Viernes, 29 de marzo de 2024 -

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