Para el judaísmo ocupa un lugar central la historia del éxodo de Egipto, tal como se cuenta en ÉXODO / SHEMOT 12, y celebrada cada primavera en la época de la Pascua. A pesar de los complejos problemas históricos para reconstruirlo, el significado teológico de este acontecimiento es fundamental, ya que señala la formación del pueblo de Israel. El tema del éxodo está también asociado al fin del Exilio babilónico. Así, el lenguaje en la segunda mitad del libro de Isaías describe la vuelta a Eretz Israel, tras el castigo a manos de Babilonia, como un nuevo éxodo, con viaje a través del desierto y reingreso en la tierra prometida (por ejemplo Isaías 43, 16-21). De forma similar, después de la destrucción de Jerusalén en el 70 DEC, los judíos dispersos por el mundo esperaban otro éxodo de la Diáspora y el regreso a Tierra Santa con la venida de la era mesiánica.