La palabra hebrea para decir culto es avoday, que significa “servicio”. En el judaísmo toda actividad religiosa constituye ese servicio a D’s, que incluye el estudio y la obediencia (cumplimiento) a los mitzvot. Un elemento es el culto debido, en el que se ofrecen a D’s alabanza y petición, en favor de la comunidad y del individuo. Puede tener lugar tanto en la esfera privada como pública y, aunque el culto espontáneo no es de ningún modo anulado, se han desarrollado tiempos y formas establecidos. El culto privado se centra en el hogar alrededor de la mesa, por ejemplo, en Shabat y en Pesaj. El culto público tiene lugar en la Sinagoga y requiere la presencia de diez hombres (o diez hombres y mujeres en el judaísmo reformista) para constituir un minyan o quorum; esto sucede tres veces al día, con actos de culto extra en los días festivos. La liturgia se centra en dos rúbricas principales, la Shemá y la Tefilá (oración). La primera, que se compone de DEUTERONOMIO / DEVARIM 6, 4-6 y 11, 13-21; y NÚMEROS / BAMIDBAR 15, 37-41, es un credo y se recita por la mañana y por la tarde; su nombre proviene de las primeras palabras “Shemá Yisrael” (Escucha Israel). La Tefilá (oración) o Amidá (estar de pie), se recita tres veces al día en una postura vertical y consta de 19 bendiciones/peticiones, algunas de las cuales no varían, y otras se usan en días de entre semana y son reemplazadas en otras ocasiones. En Shabat y fiestas “Iom Tov” se hacen cambios y adiciones apropiados a la estación y el tema del acto de culto.