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Uno de los principales calls peninsulares era el de esta capital catalana. Incluso tenía su propia Montjuich, que como en el caso de Barcelona, era el cementerio judío, tantas veces mencionado por el escritor José María Gironella, en su libro "Los hombres lloran solos". Varias de las lápidas se conservan hasta el día de hoy en un museo local. La judería fue –como de costumbre- objeto del odio del populacho, ansioso de hacerse con las riquezas con tanto trabajo reunidas por los judíos. Pero no era suficiente el robo, era necesario matar también a sus propietarios, para que no pudieran presentar reclamación alguna ante los reyes, que por lo general, con mayor raciocinio, los defendían sabiendo el provecho que otorgaban el país con sus conocimientos, capacidades y esfuerzo. Los anales hebreos de esa ciudad fueron reunidos en dos volúmenes de la obra Per a una História de la Girona jueva, publicada en 1988 por el Ayuntamiento. Se supone que fue la judería más importante de Cataluña después de la Barcelona, una impresión confirmada por muchos historiadores. Los judíos vivieron tranquilamente en Gerona durante mucho tiempo. Podían poseer propiedades, y en 1278 se impuso un impuesto del diez por ciento de los bienes inmuebles adquiridos de los cristianos. En 1258 Jaime I designó una comisión encabezada por Bonastruch da Porta (Najmánides), el llamado "jefe de los judíos", quien junto con sus ayudantes recibió privilegios especiales. Dirigía la comunidad un reducido grupo de fideicomisos (neemanim) y a partir del siglo XIV, por un consejo de una veintena de figuras principales de la comunidad, que disponía de sus propios juzgados. Su principal problema residía en el marcado antagonismo del clero, y luego de la polémica teológica judeocristiana de Barcelona en 1263 aquél instó al populacho a atacar a los judíos, hasta tal punto que el monarca tuvo que enviar tropas para poner fin a esos disturbios. En 1276 y 1278 se repitieron esos ataques, y el entonces rey Pedro III amonestó severamente al Obispo Pedro de Castellanou. En 1285 ese monarca ordenó la ejecución de varias personas que habían participado en el despojo del barrio judío y la destrucción de la sinagoga. La nómina de sus ilustres figuras es tan larga, que no se puede reproducir aquí. Existieron las famosas familias Gerondi, Saporta y ben Shehset, entre otras. Y mención especial ha de hacerse del ya citado Najmánides, que supo con tanta destreza defender su religión ante los embates de un fanático converso, que con su conocimiento de causa trató de imponer sus argumentos sobre los del famoso cabalista... y no lo logró. El rey Jaime I, que presenció este famoso debate celebrado en Barcelona, reconoció que jamás había escuchado una defensa tan cabal y sagaz, de "una causa errónea". Uno de los grandes bloques con inscripciones del cementerio hebreo de Girona que quedaron abandonados entre la vegetación de los márgenes del torrente llamado Bou d’Or fue reutilizado como hito de una propiedad del Mas Coll de Pont Major.
Viernes, 26 de abril de 2024 -

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