Médico judío, converso en Portugal, por quien el 15 de enero de 1493, se interesa el cardenal arzobispo de Toledo, Cardenal Don Pedro González de Mendoza (1428 – 1495). El prelado solicita de los reyes le permitan tornar a su lugar de origen y traer consigo libros de su ciencia en árabe y en hebreo que no versen sobre la ley mosaica ni contengan glosas ni comentarios acerca de ella. Otorgándosele la licencia en las condiciones ordinaria para tener efecto en plazo de tres meses y con expresa prohibición de introducir en estos reinos ejemplares que traten “del Talmud nin Brivia”.