Hijo de judíos conversos, fue monje jerónimo del Real Monasterio de Santa Engracia de Zaragoza. Nacido en Hecho (Huesca - Aragón / España) de familia solariega, pero pobre, en 1500, por lo que estudió siendo sirviente de la Seo de Zaragoza, como lo declaró en la carta que escribió siendo confesor de Carlos I, el cual le designó como uno de los teólogos que fueron a Trento. Preceptor de dos hijos de un noble caballero aragonés que los mandó a Salamanca, permaneció siete años frecuentando aquella Universidad, siendo discípulo del maestro Francisco de Victoria, estudiando cánones, perfeccionándose en el latín, griego y hebreo y aprendiendo diferentes lenguas vulgares. Terminado su magisterio particular, a los treinta y seis años realizó su propósito de vestir la cogulla, y ordenado de sacerdote sobresalió como predicador. Estando de partida para el citado Concilio, llegó al monasterio de Santa Engracia el obispo de Mondoñedo, fray Francisco de Benavides, y con este prelado marchose y volvió asistiendo a aquella Asamblea desde Septiembre de 1551 hasta el 18 de Marzo de 1552. Con su gran amigo el obispo de Cuenca, Bernardo Alvarado de Fresneda, le costeó el viaje y estancia, la pensión de 1.000 ducados que le concedió el emperador la empleo en los mejores portapaces de su monasterio en un frontal de brocados de tres altos correspondiente al terno, regalo de Fernando el Católico, un terno entero de carmesí y muchos y selectos libros, que trajo de Italia, singularmente de Venecia, cuyo número fija Latassa en más de 2.435, pues esta cifra es la que forma los donados a la Biblioteca monasterial. En 1553 Fue elegido prior de su famoso monasterio y reelegido posteriormente Fue escogido por el emperador para su confesor cuando se retiró a Yuste, y aceptado el cargo por orden de sus superiores, Fue recibido en Jarandilla por aquel soberano (1557), del que no se separó hasta que murió en sus brazos. Testamentario del emperador fue a Madrid, y su hijo Felipe II le siguió distinguiendo, permitiéndole retirarse a su monasterio (1566), donde volvió por tercera vez a ejercer el priorato. Por especial encargo del monarca recibido en Zaragoza y llevó a El Escorial (Madrid) las reliquias sacadas de Huesca de los santos Justo, Pastor, Orencio y Paciencia, y elegido prior de San jerónimo el Real, de Madrid, Felipe II le tuvo por su confesor en las ausencias del citado obispo de Cuenca. Rechazó las mitras que le ofrecieron y falleció en El Escorial el 16 de Agosto de 1574.