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Salamanca. (Castilla y León / España). En donde se creó la primera universidad española, centro del saber y la ciencia, tuvo en su época una importante aljama. Se tiene conocimiento de que en 1169 los judíos acaudalados de esa ciudad extendieron una valiosa ayuda económica al rey Fernando II de León, en su guerra contra Castilla. Un año más tarde, el Fuero de Salamanca otorgaba a los judíos los mismos derechos... y deberes también, que a los cristianos. Así se entiende que la aljama local haya prosperado y que reyes y señores hayan recurrido a su ayuda económica hasta las matanzas de 1391. Pero después de esa fecha hubo persecuciones constantes, y en 1456 se les acusó de haber asesinado a un recién nacido. Solamente la intervención de Juan II logró salvar a la comunidad hebrea de ser exterminada. Pero ello era suficiente, y la mayor parte de su población judía emigró a Portugal muchos años antes del Edicto de Expulsión. Entre los que quedaron figuraba una gran mente del siglo XV, Abraham Zacuto, profesor de la universidad y una de las figuras que asistieron a Cristóbal Colón a emprender su viaje a las Indias. La antigua judería salmantina se situaba intramuros al sur de la ciudad. Concretamente la documentación medieval localiza la aljama en la colación de Santa María, sobre la Puerta del Río. Este espacio es denominado Barrio de los Judíos o Judería, la primera denominación aparece con anterioridad a 1253, y se alternan con la de Judería desde 1277. De esta manera la judería se situaba entre la catedral y el alcázar, o lo que es lo mismo entre los dos hitos destacados del poder real y eclesiástico, una expresiva muestra de sus dos principales protectores: la Corona y el propio cabildo catedralicio. Salvo excepciones las calles de la judería se caracterizaban por ser estrechas y sinuosas. La trama se componía por vías principales que unían los elementos de infraestructura común, comunicados por diversas callejuelas que intercomunicaban las viviendas y espacios privados. En esta red de vías, el capricho de un ensanchamiento, o un cambio de dirección de una calle daban origen a pequeñas plazoletas o rinconadas de estructura desigual (encrucijada de Santa María de los Judíos, 1271). En ocasiones estas plazas tenían funciones comerciales. De igual modo la documentación muestra que algunos judíos tenían sus viviendas y negocios fuera de la aljama. Así en 1273 se sabe de la presencia de judíos en la Rúa de San Gil, extramuros de la Puerta del Río. Igualmente conocemos la ubicación de judíos en el lejano corral de San Marcos. En cuanto a sus denominaciones existía una toponimia sumamente variada, desde la que se refiere a ocupaciones gremiales (Libreros), a las propiamente descriptivas (de San Juan del Alcázar a San Millán), pasando por las antroponímicas (Bellido Cohen), o aquellas que reflejan la costumbre o uso del espacio (Sinagoga Vieja). La calle principal de la judería era la actual calle Libreros o Rúa Nueva. La calle era angosta pero presentaba una cierta rectitud, y en su espacio se ubicaba el Midrás o Casa de Estudio, con los corrales anexos y el Centro de Estudios del Talmud. La aljama de Salamanca también contaba con elementos semiprivados de asistencia, en ocasiones más completos y eficaces que los cristianos. Por motivos religiosos más que de otro tipo existía una carnicería de los judíos, constatada documentalmente en 1299. Desde el siglo XII aparecen documentados establecimientos de comercio a lo largo de la Puerta del Río, Postigo Ciego y San Millán. En 1253 se nombraba la tienda de la judía doña Mayor. Para sostener esta actividad la judería salmantina contaba con un dinámico artesanado rural y urbano, que participaba en las necesidades comerciales de la ciudad. La economía de base rural permitió a los habitantes de la judería cultivar viñedos y comercializar el vino. Es frecuente de hecho la venta de casas con bodegas, cubas y tinas. Las referidas bodegas se situaban en torno a San Gil, Postigo Ciego, calle del Horno de Canóniga, San Millán, y a la calle que va de San Isidro a San Millán y San Pedro. Documentalmente nos consta la existencia de tres sinagogas. Así aparecía referenciada en 1265 la calle de la Sinagoga Vieja, denominación que se reitera en 1276. Tres años después la documentación muestra la existencia de la Sinagoga Menor, situada en el Postigo Ciego. Por último, en 1281 se señalaba la ubicación de la Sinagoga Nueva, en la calle que arrancaba a San Juan del Alcázar. También contaba la comunidad hebrea de Salamanca con un fonsario de los judíos (1272), situado en el arrabal del puente. Concretamente se localizaba en el denominado vado de Santerás. De hecho la denominación de Rua Nueva, calle Nueva, plaza o barrio Nuevo, fueron comúnmente adoptadas en Castilla para los antiguos espacios de judería. En 1473, el convento de San Agustín se quejaba de que ciertas casas alquiladas en la calle Mayor de la Judería rentaban poco dinero, y precisaban reparaciones constantes, lo que suponía gran gasto (Archivo Histórico Nacional, Sec. Clero, lib. 10620, doc. 8). Se conoce la denominación y localización de algunos de estos corrales como son el de Hércules, situado junto a San Millán, el de Argamasa, cercano al anterior, o “el que no tiene puertas” en la Rúa Nueva; el del Moral; el de la Sinagoga Vieja; o el que está entre la Sinagoga y el Posago, o el denominado corral de Abolfaçen. En Salamanca la convivencia era cada vez más difícil ya que comenzaban a quebrarse algunos de los antiguos acuerdos. Así en 1339 los judíos de la aljama salmantina informaron al Rey de que tanto el concejo, como el cabildo de la ciudad les obligaba a comparecer ante tribunales para dirimir sus pleitos, con lo que no se respetaba el antiguo privilegio de los alcaldes. Desgraciadamente no todo era convivencia, “algo estaba cambiando”. El Obispo Juan de Castellanos, que gobernó la diócesis salmantina entre 1382 y 1385, celebró en Cantalapiedra un sínodo en el que, para reducir la influencia de los judíos en su diócesis, se acordó eliminar algunos de sus edificios religiosos. Se trataba de algo más que un ataque personal, no era tan sólo una medida que restringiera la vida en la aljama, sino que se les privaba arbitriamente de sus templos. Para ello no se eligió un espacio menor sino que la propia la Sinagoga Vieja de Salamanca fue ocupada por el Obispo, y consagrada bajo la advocación de San Salvador. La maniobra se produjo de manera inesperada y sin ningún tipo de comunicación a la comunidad hebrea. Ante la protesta formal de la aljama, el Papa Clemente VII comisionó el 19 de febrero de 1389 a don Fernando Martínez para que informara de la diligencia. Con la queja elevada al pontífice, los judíos solicitaban licencia para construir una nueva sinagoga. Es ahora cuando las casas y edificios comunitarios judíos situados en las calles de Serranos, Traviesa o Rúa Nueva pasan a la Universidad de Salamanca, por compra, cesión o permuta. Destaca en 1413 la cesión del Midrás (Casa de Estudio) para ubicar el hospital del Estudio Universitario. En torno a este hito la Universidad comenzó a expandir sus dependencias de docencia, sobre propiedades y espacios de la judería. Las predicaciones de Vicente Ferrer provocan tal número de conversiones que la Sinagoga mayor se transforma en el Colegio de la Veracruz de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, actual Facultad de Ciencias, sección de Matemáticas, según sostiene la tradición, aunque sin dato documental que la respalde. La Sinagoga Nueva, se situaba en el solar del posterior templo de la Vera Cruz, que perteneció a los frailes de la Merced. El espacio exacto de la sinagoga fue reutilizado como refectorio de los monjes. Sobre su puerta figura una inscripción con caracteres hebreos cuya traducción seria: esta es la puerta del Señor, por la que entran los justos. Este fenómeno de alejamiento resulta muy expresivo, vemos cómo el espacio de la judería disminuye, y sus habitantes son desalojados de la que fue su calle principal, a la que incluso se ha cambiado el nombre. El espacio de estudio y cultura (una cultura religiosa, no lo olvidemos) de la aljama ha sido desplazado por el hito cultural cristiano, una universidad con profundas raíces eclesiásticas. El espacio que ocupaban los judíos no se convierte en un lugar marginal, sino que muy al contrario tanto la Rúa Nueva (Libreros) como el Hopistal del Estudio (Midrás) conservan su calidad de hitos en la morfología de la ciudad, por el contrario es la comunidad hebrea la alejada de los centros e hitos de poder. González Dávila, G, Theatro eclesiástico de… Salamanca, p. 115. Juan II donó a la Universidad en la Rúa Nueva (Libreros) una casa de midrás con unas casas e corrales al derredor que fueron del Aljama de los judíos de la dicha cibdat eran tornados e convertidos en la Sancta Fe Cathólicam, tanto que no vai en ella salvo muy pocos judíos... para facer en ella hospital para el estudio AUSAL, lib. 2912, fol. 18 r. De hecho para la bendición de la capilla del Hospital del Estudio fue preciso contar con al autorización del Obispo de Salamanca don Sancho López de Castilla. El siglo XVI fue un punto de inflexión y apogeo para la ciudad de Salamanca, atribuible en gran medida a la creciente importancia de los estudios universitarios. En el abigarrado espacio intramuros la antigua judería era una buena opción para la ubicación de estas instituciones, y así vemos surgir en su espacio el convento de la Merced, el de San Agustín, el colegio de Cuenca o el de San Millán, entre otros. La construcción de todos estos edificios afectó a la imagen y silueta de la ciudad, a su vez el espacio transformado implicó cambios en el viario urbano. El apogeo de la Salamanca de los siglos XVI y XVII supuso la desaparición y el olvido de la judería de Salamanca en un proceso que abarcaría tres siglos y culminaría con la Guerra de la Independencia. La judería de esta ciudad está documentada desde finales del siglo XII, prosperó notablemente en la decimotercera centuria. Es posible, no obstante, que fuera afectada por el caos desatado a la muerte de Alfonso IX en 1230. Pese a todo los documentos del año 1253 hablan del “barrio de iudeis”. El florecimiento de la aljama hebrea salmantina se debe al reconocimiento que Fernando II hizo a sus miembros, en el Fuero de la ciudad, con igualdad de condición libre con los vecinos cristianos y equiparación con éstos en aspectos tan importantes como el de propiedad, judicial, etc. Después de 1411 se edificó nueva Sinagoga menor, junto al Postigo Ciejo, por donde se bajaba al puente romano, en plena judería, la cual se extendía entre la puerta del Río y la del Alcázar. La construcción del claustro de santa María restó importancia a una puerta que estaba frente al puente y que ya en el siglo XII se llamó el Postigo Ciego, no sin haber originado la dirección de una calle importante. En la calleja que se formó al cerrarse y que terminaba, por tanto, en dicho postigo, se encontraba la Sinagoga vieja, no lejos de la iglesia de san Millán, parroquia enclavada entre muchas casas de judíos, cerca de la alberguería de éstos y en el corazón mismo de la judería, aumentada ésta en el siglo XIII, en que ya tenía Sinagoga nueva, además de la anterior, cerca del alcázar. El 30 de marzo de 1413 Juan II donaba en Salamanca a su universidad “en la rua nueva..., una casa que dezian del midras con unas casas e corrales al derredor que fueran de la aljama de los judíos... por quanto los judios de la dicha cibdad eran tornados e convertidos a la ... fe católica, tanto que nos avia en ella salvo muy pocos judios... para facer en ella hospital para el dicho estudio”.
Jueves, 25 de abril de 2024 -

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