Se distinguen los animales en puros e impuros: primeramente respecto de la comida. Son puros aquellos que se pueden consumir e impuros aquellos cuya comida estaba prohibida por la ley (LEVÍTICO / VAYICRA XI, 1-31: DEUTERONOMIO / DEVARIM XIV, 4-21). Además de esto, respecto de los sacrificios, se dividían los animales en puros y no puros. Se llamaban puros los animales que podían ofrecerse al Señor en sacrificio y que solían ser los que en su sacrificio ofreció Abraham, esto es, una becerra, una cabra, un carnero, una tórtola y una paloma (GÉNESIS / BERESHIT XV, 9). Estos eran, pues, los animales que solían ofrecerse en sacrificio, toros o vacas y becerros, carneros y ovejas, cabras y machos cabríos, palomos y tórtolas y algunas veces pájaros. Estos animales se llamaban puros y los que no se ofrecían en sacrificio no se llamaban inmundos, sino no puros. Así, cuando el Señor le dijo a Noé que metiese en el arca siete animales o siete parejas de animales puros (GÉNESIS / BERESHIT VII, 1), ha de entenderse de estos animales que podían ofrecerse en sacrificio; pues que después dice que edificó Noé un altar y tomó de todos los animales puros, de todas las aves puras (esto es, de todas las especies de animales puros) y los ofreció en holocausto sobre el altar; por donde se ve que estos animales puros eran también sacrificables.