Árbol del que hay varias especies y que crece hasta la altura de unos 20 pies. Del fruto llamado aceituna se extrae aceite comestible. En la Biblia el olivo sirve igualmente para patentizar determinados simbolismos y relaciones. En el Libro de Job (XV, 33) Elifaz compara al hombre malo y al impío con el olivo de cuyas flores caen en el suelo antes de que den sazonados frutos. En el salmo 127, 3 se compara a los hijos sentados alrededor de la mesa del padre con los retoños del olivo que se agrupan a los lados del tronco principal. En Eclesiastés (24, 14) simboliza la sabiduría en un hermoso olivo colocado en medio de la llanura, y Simón, hijo del Sumo Sacerdote Onías, representa un olivo cargado con hermosos y sazonados frutos. Según Jeremías (XI, 16) el Señor dio a Judá el nombre de olivo fértil, bello, fructífero y ameno; mas después, a la voz de una palabra suya, prendió en el olivo un gran fuego y quedaron abrasadas todas sus ramas. El olivo siempre verde es un símbolo de la protección pacífica (11 Macabeos, XIV, 4). Las dos ramas de olivo cargadas de frutos que Zacarías en su visión contempló a derecha e izquierda del candelabro simbolizan a los dos ungidos del Señor, Jesús y Zorobabel (Zacarías, IV, 3 y 11-13). Debido a sus ventajas y buenas cualidades en el apólogo de Jonatan todos los árboles escogen al olivo por su rey y señor (Judit, IV, 8). El ramo verde del olivo que la paloma lleva en su pico indica a Noé que las aguas del Diluvio se han retirado ya de las tierras inundadas. Para la fiesta de Sucot se recogían de los montes abundantes ramos de olivo para el techo de las cabañas (II Esdras, VIII, 15).