Antes que la lana utilizó el hombre la piel del carnero y oveja para cubrirse, pero seguramente la lana fue la primera fibra textil que empleó. El esquileo del ganado, para obtenerla, es ya mencionado varias veces en la Biblia y por primera vez en el GÉNESIS / BERESHIT XXXVIII, 12, al citar a Judá que iba a Thammas a presenciar el del suyo. La Biblia habla de los hebreos como de un pueblo pastor, y Lot, Isaac, Labán y David eran pastores; Mesha, rey de Moab, pagaba a los judíos un tributo de 100.000 corderos y 100.000 carneros con su lana. La lana de las ovejas de Palestina era muy apreciada por su blancura y con ella se fabricaban vestidos y cobertores que eran objeto de una gran exportación. Para dar una idea de la importancia de la industria lanera en España, en tiempos en que apenas era conocida en muchos pueblos de Europa y sólo en algunos de Francia e Italia florecía, basta el dato de que en Sevilla en el siglo XIII existían ya 16.000 telares y gozaban ya de gran fama los paños de Lleida, y en el siglo siguiente eran exportados a gran parte de Europa y la costa de África los paños fabricados en Barcelona, Tortosa y Perpiñán, notables por su finura. La causa de la decadencia de la industria lanera en nuestro país fue la expulsión de los judíos y luego de los musulmanes. Estas medidas y otras posteriores de Felipe III hicieron que solo en Sevilla los miles de telares que en ella existían quedaron reducidos a 60. Muchos de los desterrados se establecieron en otras naciones, como Francia y los Países Bajos, haciendo así la competencia a la nación de la que fueron expulsados.