Glosario

Dialecto hablado por los descendientes de los sefardíes expulsados de España por los Reyes Católicos en 1492 y asentado principalmente en los Balcanes, Oriente Medio y Marruecos, aunque en fuerte decrecimiento. Puede considerarse casi un equivalente del español peninsular del siglo XV y principios del XVI. La pronunciación coincide, aproximadamente, con la que establece Antonio de Nebrija en su Gramática, y se caracteriza por la conservación, aspiración o desaparición de f inicial, según la zona originaria de procedencia, la distinción de las consonantes fricativas alveolares y palatales en sordas y sonoras (s/z, S/Z), etc. Morfológicamente, se distingue por las desinencias verbales – ís por éis -, en el presente de indicativo y por la conservación de los pronombres indefinidos naide y tal. Además, el vocabulario de cada comunidad está fuertemente penetrado de elementos adquiridos por las lenguas oficiales con que conviven, así como de italianismos, arabismos y hebraísmos.” [Diccionario de lingüística. ANAYA]. El material léxico del judeo-español, en cuanto a su fondo español, es bastante homogéneo, y todos los sefardíes de Oriente no tienen ninguna dificultad para entenderse entre ellos. Pero esto no quita para que haya diferencias de pronunciación y de vocabulario entre unos y otros. Sobre todo, se nota cierta discrepancia entre el grupo oriental (Andrianópolis, Constantinopla, Brusa, Esmirna, Rodas y otros pequeños centros de Asia Menor) y el occidental (Bosnia, Bulgaria, Macedonia, Rumania y en parte de Salónica). En el último grupo se distinguen rasgos que son característicos de los dialectos del norte de España o de Portugal, mientras el grupo oriental acusa más bien las condiciones de la fonética castellana“. (Wagner). En este idioma hay abundantes turquismos y, en general, elementos de lenguas con las cuales coexiste. En la actualidad, el judeo-español está en franca decadencia en todas partes. El hablado en Marruecos (llamado hakitía, del árabe hekaiata ‘dicho agudo, ingenioso y sutil’), pierde terreno por mezclarse con el español de la Península, y „no es más que un recuerdo que sólo permanece vivo entre personas de la generación pasada“ (Bénichou). Hoy se habla también judeo-español en comunidades sefarditas de América, sobre todo en Nueva York y Buenos Aires". [Lázaro Carreter, F.: Diccionario de términos filológicos, p. 252-253].
Jueves, 18 de abril de 2024 -

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