Es ofrecer culto, que es debido en justicia a D’s, a alguna persona, lugar u objeto distinto de D’s. En su sentido etimológico más estricto, es el culto a las imágenes. El término idolatría proviene de los apologistas cristianos del siglo I, pero el concepto era el que ellos heredaron del judaísmo, en el que los dos primeros mandamientos prohíben explícitamente el culto a dioses e imágenes distintos de Yahvé, y la fabricación de cualquier tipo de representación de la divinidad (ÉXODO / SHEMOT 20, 3-6). En ello se aprecian dos posibles formas de idolatría: el culto idolátrico de Yahvé a través de imágenes y el culto a otros dios. El primero está prohibido por el peligro de confundir al ídolo con D’s, que excede toda representación. El segundo está prohibido por la vacuidad de los falsos dioses y sus ídolos. La prohibición de los ídolos nunca gozó de un éxito completo, como se ve por el uso de objetos como los terafim (1 Samuel 19, 13 y 16), y también el ataque profético a su existencia permanente (Isaías 40, 18-25). El cristianismo heredó del judaísmo la prohibición acerca de los ídolos y muestra el mismo grado de confusión sobre el uso de imágenes en el culto; por ejemplo, la veneración a los santos e imágenes es atacada como una forma de idolatría por la tradición protestante.