Glosario

Desde la Edad Media, las Sinagogas empleaban un cantor oficial para cantar la liturgia; hasta entonces cualquier miembro competente de la asamblea podía realizar esa tarea; como la liturgia creció en complejidad y el conocimiento generalizado del hebreo declino, se requería un papel especializado. Con el tiempo, el oficio de hazzan adquirió gran prestigio y, en compensación a sus esfuerzos, el cantor podía a menudo recibir un buen salario y exenciones de impuestos; a cambio, el futuro hazzan tenía que poseer determinadas cualidades: buena voz, aspecto elegante, estar familiarizado con la liturgia y reputación honrada. No obstante, no era infrecuente que el doble papel del cantor, a la vez artista y modelo espiritual, creara problemas. Por ejemplo, había quienes preferían un hazzan de excelente voz puesto que la consideraban una cualidad primordial; mientras que otros favorecían a alguien que destacara por su piedad a expensas del talento musical. El siglo XIX trajo cambios considerables. Los cantores componían melodías bajo la influencia de la tradición musical occidental. Por contra, el primer judaísmo reformista optó por una lectura llana de la liturgia en vez del canto, con coro y órgano para piezas determinadas.
Jueves, 28 de marzo de 2024 -

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