Es el monumento más antiguo de la Biblia española, sin duda ninguna, debida a las iniciativas de Alfonso X el Sabio. Las noticias que de ella nos dejaron el padre Mariana (Historia de España, XIV, 7) y Rodríguez de Castro y las notas del padre Benigno Fernández, O.S.A., bibliotecario que fue del Escorial, son suficientes, si no para tener pleno conocimiento de ella, al menos para poder formar idea de lo que era. Las descripciones que de la Biblia Alfonsina poseemos son en parte inseguras, por ser incompletos los manuscritos del Escorial. Pedro el Grande, hijo de Jaime el Conquistador, en 1285 poseía en su Biblioteca real la Biblia francesa traducida en París en 1235, cuyo texto mandó traducir al catalán su hijo Alfonso II en 1287, labor que estaba terminándose por un tal Montjuich, tres años más tarde. Se cree que a esta versión pertenecen los fragmentos existentes en la Biblioteca Nacional de París, manuscrito francés 2434. La Biblia existente en El Escorial, cuya antigüedad parece remontarse al siglo XIV, es una versión, con fundadas sospechas, de que haya sido llevada a cabo por un judío convertido, como revelan así el orden de los libros, como algunas inscripciones. Más incompleta, aunque en otro sentido más interesante tal vez, es una Biblia que contiene en una columna la versión de la Vulgata y en otra la traducción española, atribuida a un judío converso llamado R. Salomón. Se conserva un manuscrito en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid. R. de Castro y Egueren describen, pertenecientes a este período de tiempo, todas antiguas versiones, tres de las cuales custodia la Biblioteca del Escorial. Se realizaron cuatro ediciones del Pentateuco, trabajadas por los rabinos judíos, en Híjar (1485 y 1490), Lisboa (1489 y 1491); una de los Profetas anteriores (Leiría, 1494), una de Isaías y Jeremías (Lisboa, 1492), dos de los Proverbios, Lisboa (1492), y una de los cinco Meghilloth (Híjar, 1490).