Su judería era en la segunda mitad del siglo XV, y sobre todo en los años finales anteriores a la expulsión, de las mayores de España, si bien inferior a la de Trujillo, contando con 800 almas. Hasta 1480, los judíos vivieron diseminados por la ciudad. A partir de dicha fecha, por orden de los reyes católicos, se fue formando el barrio que luego quedo como judería, nombre que seguía en uso en el siglo XVI, al menos en su primer tercio. Extendiéndose en las cercanías del Castillo, por la calle de San Lorenzo, que va a dar a la Plaza Alta y calles aledañas, Brocense, Moreno Zancudo, Encarnación y Norte. En la calle de San Lorenzo subsiste un arco que es muy probablemente un recuerdo de la puerta de la judería, se cree que en esta misma calle había una Sinagoga, y la otra podría estar situada en el castillo. Fue lugar de paso a Portugal para un gran número de los judíos expulsados de 1.492. Se sabe que en 1635 lograron huir a Portugal unos 150 criptojudíos, acusados de haber practicado las ideas iluministas que se habían desarrollado allí unos años atrás.