Antiguamente solo Villalón, se integra en el estado señorial del II conde de Benavente, a partir del año 1434. La villa no era para sus señores "un punto más de su señorío, sino uno de sus centros principales de poder", gracias a la prosperidad económica alcanzada a lo largo de la segunda mitad del siglo XV y comienzos del XVI, con el desarrollo de su feria de Cuaresma que la singulariza del resto de villas agrarias vecinas (a excepción, claro está, de Medina de rioseco). El declive económico posterior, que acaba desdibujando parte de su fisonomía original de la que aún quedan huellas, hizo diluir una realidad caracterizada por la vitalidad mercantil, demográfica y económica que experimenta a lo largo de la segunda mitad del XIV. De forma paralela es dificil reconstruir una presencia judía desvanecida, de la que ignoramos casi todo, no sólo respecto a Villalón, sino al resto de la comarca, debido a la escasez de investigaciones. En febrero de 1412, al poco de producirse "el primer apartamiento", el concejo de Paredes envia un delegado a Villalon, "a saber cómmo auían fecho de los judíos", por lo que a juzgar por el funesto desenlace de acontecimientos en Paredes donde desaparece la aljama, se puede deducir que la situación en Villalón no sería mucho mejor. Entre los judíos que residieron en la villa, es de observar la figura de tejedores, que junto con otros cristianos, que ejercían de tintoreros, cardadores, espadadores y tundidores, dentro de la cadena productiva de la manufatura peñera, que distinguió a Villalón como centro destacado en la fabricación de paños de calidad. La mayor parte de la población judía residió en la calle Cantarranas. Desde 1471 y hasta 1475, en pleno "deshorden del tiempo", que caracterizó la etapa final del reinado de Enrique IV, 22 judíos recibieron la vecindad en Villalón, localidad de Tierra de Campos (hoy Villalón de Campos, en la provincia de Valladolid, Castilla y León / España), lo cual representa un tercio del total de nuevos vecinos computados. En buena medida -así ocurre con 12 de ellos-, estos mantenían lazos de parentesco con otros vecinos que garantizaban el cumplimiento de las obligaciones contraídas.