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Sevilla. (Andalucía / España). Cuando Fernando III [rey de Castilla, 1217 - y de León, 1230 - 1252],  reconquistó la ciudad el día 23 de noviembre 1248, una delegación de judíos fue a su encuentro y le entregó las llaves de la aljama, con una leyenda que decía: "El Rey de Reyes abrirá, el Rey de toda la Tierra entrará". Esta llave se conserva hasta el día de hoy en el tesoro de la Catedral. Con este gesto, los hebreos reconocían al monarca castellano como rey de las tres religiones. Y así efectivamente fue. Y como prueba de ello se puede ver en su tumba en esa misma catedral, un epitafio escrito en latín, árabe y hebreo.

Al ser conquistada Sevilla, la judería estaba en evidente decadencia, como consecuencia de la invasión almohade. Y es un hecho comprobado que desde entonces comenzó a recuperarse, hasta alcanzar su mayor momento de esplendor. Ese monarca cristiano concedió a los judíos locales excelentes condiciones y una absoluta libertad religiosa. Su hijo Alfonso X, también considerado generalmente como filosemita, aunque donó a la Iglesia todas las mezquitas de esa ciudad, excluyó a las tres encontradas en la judería sevillana, que fueron convertidas en sinagogas. También se sabe que el barrio judío, en donde llegaron a vivir veinte mil almas, ocupó lo que hoy se conoce como el de Santa Cruz, y junto a la Macarena, estarían los restos del cementerio hebreo. Las crónicas locales indican que ese monarca inauguró en 1254 dos ferias, y los judíos que participaron obtuvieron exención de impuestos. Sin embargo, el rey dictó en 1256 que cada una de las personalidades judías locales pagara la suma de 30 denarios al clero católico, una suma previamente abonada por los judíos de Toledo. Los archivos de 1293-94 muestran que la comunidad había abonado no menos de 115.00 maravedíes y 5 sólidos. Se supone que entonces la aljama consistía de 200 familias, que en su mayor parte gozaban de buena situación económica. Existen pruebas fehacientes que luego de 1391, había gran número de conversos en la ciudad, y algunos llegaban a ocupar cargos de jerarquía.

El arcediano de Écija, Ferrant Martínez, en declaración de 19 de Febrero de 1388, cita, aunque posiblemente de forma exagera, de 23 Sinagogas sevillanas, pues dice: “A las otras injurias que [los judios] disen que les fise o fago, respondo que sy yo derecho fesiese, que veynte e tres sinagogas que estan en la juderia desta cibdat edeficadas contra Dios e contra derecho, serían todas derribadas por suelo, porque las fesieron contra Dios e contra la Ley, alçandolas e apostandolas [adornándolas] más de lo que es ordenado de derecho”. En 1409 se fundó el Monasterio de Santa María la Real, en unas casas de la calle San Vicente, que habían pertenecido a rabí Judá y a çuleman Abgradiel. En el primer Libro de Bautismos de la parroquia de San Ildefonso, recoge el bautizo de dos judíos en 1494 y de otros cuatro en 1495. Luego de los ataques perpetrados contra los anusim en Córdoba en 1477, muchos de los judíos cordobeses se refugiaron en la capital andaluza. Cuando los Reyes Católicos visitaron la ciudad, el clero se quejó de la presencia de tantos criptojudíos, que no ocultaban su condición de tales. Así es que dos años más tarde se creó la Inquisición. Persiguiendo con saña a los hebreos causó estragos en sus filas, aprehendió a más de un buen cristiano delatado por sus enemigos, y dio lugar a que muchos conversos huyeran para no volver jamás. Según cifras fidedignas, no menos de 700 hombres y mujeres fueron quemados en las piras del Santo Oficio entre 1481 y 1488. En 1483 los judíos locales tuvieron que salir de la ciudad, ante la orden real de que abandonaran todo el territorio andaluz en un plazo de 30 días. La Inquisición celebró su primera "asamblea" en Sevilla a fines de 1484, para determinar normas y "métodos de trabajo" a fin de mejorar su detestable labor. Sus informantes rondaban constante el puerto, a fin de delatar cualquier individuo sospechoso de pertenecer a la "raza maldita". A fines del siglo XIX y principios del XX volvió a instalarse cierto número de judíos en Sevilla, que procedían en su mayor parte del Marruecos, en especial de Tetuán. Ángel Pulido señala que en 1904 había una veintena de familias, cuyo número aumentó gradualmente Se trataba generalmente de gente de condición modesta, que se dedicaba a diversos oficios manuales y que habían huido debido a la inestabilidad que cundía en esa zona. Cuando durante la guerra civil española del ’36 la ciudad fue conquistada por los rebeldes franquistas, el comandante de la zona, General Queipo de Llano, conocido por sus tendencias antisemitas que jamás disimuló, impuso una multa de 138.000 pesetas a la pequeña judería que allí había. Es interesante recordar que en el Archivo General de Indias de la capital andaluza se conserva un ejemplar del "Almanaque Perpetuo" del judío salmantino Abraham Zacuto, que posiblemente habría sido usado por Colón. También aparecen los libros de cuentas del converso Luis de Santángel, sin cuyo aporte el gran navegante no hubiera podido levantar anclas en Los Palos. En esta ciudad se encuentra otra gran judería perfectamente conservada y viva en lo que se conoce como Barrio de Santa Cruz. Los portillos situados en las calles de la Borceguinería y de San Nicolás, así como las callejuelas del Ataúd, la Susana o de los Levís son excelentes ejemplos del urbanismo sefardí. Según una tradición judía, cuando Fernando II el Santo tomó la Sevilla musulmana, los hebreos le entregaron la llave de la aljama como prueba de su sumisión; el viajero encontrará dicha llave, junto a otra que sería ofrecida a Alfonso X el Sabio, en el Museo Catedralicio. Además de este testimonio, es posible rastrear el pasado judaico de Sevilla en cuatro iglesias, que al parecer, fueron sinagogas. San Bartolomé el Viejo; Santa María de las Nieves, llamada vulgarmente la Blanca (al lado del Palacio de Altamira, de fachada deciochesca), que distaba muy poco del arco de la muralla que formaba la salida principal de la judería hacia el exterior de la ciudad, llamada puerta de la Carne o de la Judería; Santa Cruz de Jerusalén (que había sido mezquita antes de pasar a manos judías) y la iglesia del Convento de la Madre de Dios, de las dominicanas, conservan, no obstante, apenas un rastro de su pasado sefardí, siempre compuesto de elementos mudéjares. En su callejero cuenta con: Calle de los Levíes (que debe su nombre a la familia de los Leví), comenzaba en la calle de Rodrigo Alfonso, que partía de la plaza Cabeza de Malos, donde se encontraba la tahona de los judíos).

El Radar que se conoce como El judío, es un Radar de Control de Tráfico Aéreo (Radares Secundarios), en Sevilla (Andalucía / España), con alcance de 333 Km. sito en la Carretera de Brenes, 10 - 41007 Sevilla, y pertenece a AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea).

Para hacer una visita por el barrio judío, se puede contactar con: "Centro de Interpretación JUDERÍA DE SEVILLA", en la www.juderíadesevilla.es, calle Ximénez de Enciso, número 23-AC, 41004 Sevilla. Teléf. 635 71 97 96..

Jueves, 28 de marzo de 2024 -

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