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Sagunto / Sagunt. (Valencia / España). Desde el siglo VIII que estuvo bajo dominio musulman, tuvo el nombre de Morbyter, y otras variantes, más tarde Murviedro, hasta que en el año 1868, el "Gobierno Provisional" le restituye el nombre de Sagunto. La tradición se hace eco del asentimiento judío en dicha localidad, recogido por el gramático judío R. Mose ben SemTob ibn Habib, en su obra “Darkei Noam”: Doy fe por los cielos y la tierra, de que al encontrarme en el Reino de Valencia, en la comunidad de Murviedro, me dijeron todos los que estaban allí congregados a la entrada de la ciudad y los ancianos, que se encontraba el sepulcro del jefe del ejército de Amasías, rey de Judea. Al oír esto, me apresuré a ir a ver su sepulcro, una tumba de piedra en lo alto de la montaña. Con gran dificultad pude leer la inscripción y sobre la lápida estaba grabado el siguiente verso: “Elevar vuestra endecha con voz afligida / a un gran príncipe a quien D’s se llevó”. No pudimos descifrar la continuación porque el texto estaba deteriorado; pero era una poesía totalmente atribuida a Amasías. Entonces me di cuenta de que esta clase de medida en la poesía data de los días en que los padres residían en la tierra. Luis de Lucena, médico y epígrafo por afición, recogió en 1546 otra inscripción hebrea en Sagunto que decía: “Este es el sepulcro de Adoniram, tesorero del rey Salomón que vino a cobrar el impuesto y murió”. Una variante propuesta por el franciscano Francisco Gonzaga sería: “Este es el sepulcro de Adoniram, siervo del rey Salomón, que vino a cobrar el impuesto y un día murió”. En 1263 los habitantes de esta localidad vieron rebajar el tributo anual de 500 sueldos a 200. En 1348 fue asaltada la judería, siendo asesinados 6 hombres y 5 mujeres judíos. La aljama de Sagunt es una realidad que se conserva, en viejas casas, antiguos arcos y otros vestigios, ubicada en lo que es ahora la calle Segovia. Las crónicas revelan que durante las matanzas de 1931 los judíos encontraron refugio en la fortaleza, y por lo tanto la judería de Sagunto se convirtió en una de las más importantes del reino de Aragón. En 1402 la reina Doña María permitió a la aljama crear varias instituciones de beneficencia local, así como una escuela talmúdica (Talmud Toráh). Los plateros judíos de la ciudad eran famosos por su habilidad profesional y el de mayor renombre, Vidal Astori, trabajó en los años 1467-69 para el futuro rey Fernando el Católico. En 1391 la judería no fue asaltada gracias a la protección de las autoridades, aunque sus habitantes por prudencia tuvieron que refugiarse en el castillo. Decretada la expulsión en 1492, el día 11 de julio de dicho año se llega a un acuerdo entre los adelantados de la aljama, el clavario y el baile general del reino, por el que los judíos deberían dejar sus casas francas al rey, libres de censales y otras cargas como solución para pagar la pecha real. La judería se hizo cargo de las 24 casas de judíos pobres mediante el pago de 200 libras, a cambio de considerarlas francas. Del puerto (Grao) de esta Villa, salieron en cumplimiento del edicto de expulsión de 1492, de acuerdo con los contratos de embarque 700 judíos españoles de religión judía, juntamente con los judíos de Castellón y Xátiva, además de los de las juderías aragonesas de Teruel, Ariza, Epila, Daroca, Albarracínk, Belchite y Huesca. La sinagoga estaría situada, en opinión de Chabret y de Piles, en la calle de la Sangre Vieja (nº 7 al 11), siendo luego transformada en iglesia de la Cofradía de la Sangre de Cristo, tras la expulsión de los judíos en 1492. En su lugar hoy existe una casa que ha respetado en su interior, dejándolos a la vista y realzándolos, unos arcos ojivales medievales, restos de la Sinagoga, descubiertos al derribar la casa anterior.  “Sagunto es una de las pocas ciudades en las que se conserva el recinto de su antigua judería. Un número muy elevado de inscripciones hebraicas proceden del cementerio judío, situado en la falda de la montaña, debajo del Castillo y bajo la Judería. Las lápidas sepulcrales, de forma trapezoidal o truncada, contienen la inscripción en la cara superior. En algunas comunidades judías se acostumbra a colocar la lápida un año después del entierro por motivos religiosos”. (Sitio del ayuntamiento local en Internet). Se accede al barrio de la judería a través de un portal con arco de medio punto, en la calle del Castillo, denominado Portalet de la judería o Portalet de la Sang. El núcleo principal estaba formado por las calles de la Sang Vella (donde estuvo la sinagoga), Segovia y Ramos así como también las de Antígones, Pelayo y Teatro Romano, que marcaba su límite. Fue la segunda judería en el reino de Valencia, después de la capital, y la única que se salvó de los ataques de 1391, esa puede ser la razón por la que se conserva tan bien el barrio judío. En el Museo Arqueológico, sito en el Teatro Romano, se exhiben dos lápidas hebreas, una de ellas dividida en dos fragmentos, procedentes del desaparecido cementerio judío, que se encontraba en la ladera del castillo, cerca de su puerta que se cree más antigua. La fragmentada es conocida desde fines del siglo XV, la otra se descubrió en 1966 en la gradería del teatro romano. Del mismo cementerio proceden las lápidas hebreas que se encuentran en la cercana población de Benavite (a 7 kilómetross.), donde fueron empleadas como material de construcción en una torre edificada en el siglo XVI que, situada en el centro del pueblo, domina el contorno. Una de ellas, a unos 5 metros del suelo, es legible y hay además otras cuatro en la parte alta de la torre, otra en su fachada sudoriental y otra más, anepigráfica, en el dintel de la entrada.

Martes, 23 de abril de 2024 -

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