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Plasencia. (Cáceres – Extremadura / España) – Se halla inmersa en el valle del río Jerte, en torno a cuyas aguas se ha desarrollado su urbanismo y cuyos regadíos han dotado a la ciudad de una notable prosperidad. La comarca de la Vera desemboca también en este lugar. La confluencia de estas dos comarcas en Plasencia la convierte en el enclave privilegiado, es la principal ruta que cruza el Sistema Central a través de los puertos de Béjar y Tornavacas. La judería placentina se ubica en torno a las calles Coria, Zapatería y Trujillo, constituyendo estas dos últimas los auténticos ejes sobre los que se vertebra la misma. La presencia de los judíos en Plasencia es conocida desde el Fuero (1189), otorgado por Alfonso VIII (Rey de Castilla de 1158 a 1214), en el que menciona la existencia de una judería en la ciudad con alusiones a prácticas de tipo religioso. Ya en el siglo XV, la aljama placentina podía rondar las 200 familias (entre 900 y 1000 habitantes), con una gran Sinagoga en el lugar llamado La Mota, situada en lo que es actualmente el palacio de Maribel y el convento dominico de San Vicente Ferrer (futuro Parador de Turismo. A mediados del siglo XV Don Álvaro de Zúñiga expropia esta zona a los judíos para construir el mencionado convento. Los judíos se establecen en la Mota en cuyo lugar establecen la judería y una sinagoga, “la mejor y más antigua que había en toda Extremadura”, al lado del actual Palacio de Mirabel. En 1217 el pontífice Honorio III prescribe el uso obligatorio de una señal o distintivo en la ropa de los judíos placentinos para diferenciarles de los cristianos, pero Fernando III intercede ante el pontífice porque la medida discriminatoria entorpece su política colonizadora suspendiendo la medida en 1219. De las cuatro aljamas que habitan en la diócesis a fines del siglo XIII, establecidas en: Plasencia, Béjar, Medellín y Trujillo, es la placentina la más poderosa económicamente sin alcanzar el desarrollo demográfico de las grandes aljamas urbanas de Castilla. La aljama de Plasencia goza de autonomía jurídica para celebrar sus pleitos civiles y criminales entre judíos en un tribunal exclusivamente judío (en hebreo, bet-din) administrando justicia según las leyes de la Torá. En cambio, los juicios mixtos se resuelven en un tribunal de arbitraje formado por un juez judío y otro cristiano que se reúnen en el atrio de la iglesia de San Nicolás. La situación jurídica de los judíos experimenta notables cambios a fines del siglo XIII. En esta época de crisis se proyectan las súplicas de las ciudades de Castilla y de los procuradores de Plasencia a los reyes para alejar a los judíos de los cargos públicos, cuyas peticiones derivan de intereses sociales, económicos y políticos antes que religiosos. En los siglos XIII y XIV los judíos residen en la Mota pero también en otros lugares de la ciudad como la Plaza Mayor, calle Don Marcos (hoy Santa Isabel), Rúa Zapatería y Trujillo. Los conflictos antijudíos que asolan a las aljamas de Castilla salpican también a la comunidad judía de Plasencia. En 1412 el concejo establece en la Mota una judería cerrada y apartada del trato de los cristianos, levantándose una cerca desde la Puerta de Coria hasta las casas grandes de Tel Díaz con un postigo de acceso a la judería. Hacia 1420 los judíos abandonan el apartamiento cerrado de la Mota estableciéndose en los cantones de la Plaza Mayor y la Rúa Zapatería en casas que alquilan al cabildo mayor, compartiendo el espacio urbano con miembros de la nobleza y de la administración civil. El converso don Gonzalo García de Santa María, hijo del que fuera rabino de Burgos don Selomó ha-Leví, es obispo de Plasencia de 1425 a 1448 desplazándose a la ciudad con canónigos familiares de su círculo de confianza, que sitúa en los puestos claves de la catedral. Hacia 1439 la comunidad judía atraviesa un período de crisis que motiva en la corona la reducción de impuestos. Sin embargo, el judaísmo placentino cobra vitalidad durante el señorío de los Zúñiga (1442-1488). El cementerio judío viejo y nuevo se hallaba en el Berrocal pero no ocupaba toda la zona. En mayo de 1492 los judíos venden el cementerio al deán Diego de Jerez “con toda la piedra e cantería que en ellos está e en cada uno dellos labrada y por labrar, asy sobre las sepolturas e enterramientos”. Pero en noviembre los reyes católicos contravienen la venta donando al convento de San Vicente “la pyedra e ladrillo que en el onsaryo e enterramiento de los judíos de la dicha çibdad de Plazençia estoviere para la obra de la yglesia del dicho monesterio que agora se fase”. Como siempre, los nobles obran sin miramiento alguno frente a los judíos. En 1477 los condes de Plasencia confiscan la sinagoga y judería de la Mota para ampliar las dependencias de su palacio -hoy de Mirabel- y del convento de San Vicente Ferrer -hoy Parador Nacional de Turismo- , aunque el apartamiento judío decretado en la ley de Cortes de 1480 determinan la construcción de una segunda sinagoga y judería en los solares de Algeciras, propiedad de la familia Carvajal, en la calle Trujillo. La sinagoga se construye en el solar ocupado actualmente por el palacio de los Carvajal, convertida en iglesia de Santa Isabel en 1494, y quemada en la Guerra de los Comuneros en 1521. Predominan sobre los cristianos en las subastas de las pujas de las rentas de las alcabalas y tercias de la familia Zúñiga entre los años de 1454 y 1488, pero esto no significa que controlaran el sistema fiscal. Hay un colectivo judío que alterna sus labores profesionales con el ejercicio del arrendamiento de las rentas fiscales como complemento económico familiar, en cuyo papel intervienen rabinos, traperos, tundidores, jubeteros y sastres. A finales de octubre de 1488 la corona se anexiona la ciudad y tierra de Plasencia nombrando a don Yuçé Abrabanel arrendador de las rentas de la ciudad, que se instala con su familia. Dos años después estallan los conflictos entre cristianos y judíos, latentes en la ciudad desde comienzos del siglo XIII. Regidores, caballeros, escuderos y hombres buenos de Plasencia pretenden desplazarles de la judería de la calle Trujillo, alegando que el apartamiento no respeta la ley de Toledo de 1480. Asimismo la ciudad quiere apoderarse de la sinagoga y las casas de la judería temiendo los judíos por la seguridad de sus vidas. Y el licenciado Segura comete vejaciones contra los judíos que ataja la corona tomándoles bajo su protección. Decretado el edicto de expulsión, los judíos placentinos malvenden sus propiedades a terceras personas exiliándose en Portugal. Algunos regresan a la ciudad convirtiéndose al cristianismo entre los años de 1493 y 1494. Se supone que algunos mantiene su fe en secreto como el médico Tomás de Paz. El cementerio judío estaba situado en El Berrocal, entre la Puerta Berrozanas y la carretera de Salamanca. Los judíos lo vendieron en 1492 al deán de Plasencia, don Diego de Jerez y éste se le vendió poco después a la ciudad. No han aparecido lápidas en aquel paraje. El Maestro Rodrigo Alemán, fue el autor de la sillería taraceada en nogal del Coro de la catedral nueva de Plasencia (Cáceres - Extremadura / España), de estilo procaz y obsceno en las imágenes talladas. Cuenta la leyenda que debido a esas imágenes talladas y a su condición de judío converso, fue encerrado en una de las torres de la catedral y que con las plumas de las aves que allí cazaba se construyó unas alas y que con ellas voló hasta dar, como Icaro, con sus huesos en el duro suelo de la Dehesa de los Caballos, en la margen contraria del río Jerte. En el termino municipal de esta ciudad existe la “Charca del Judío y el Moro”, cuando se iniciaron los estudios sobre la construcción de la Autovía de la Plata, en el año 2011, se hicieron alegaciones para evitar el impacto de la misma en la concentración que en dicha Charca existe de más de 1.700 cigüeñas blancas. La Sinagoga de esta localidad, después de la expulsión de 1492, se convirtió en iglesia de Santa Isabel.
Sábado, 20 de abril de 2024 -

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