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Con el edicto conocido como "La livornina", Fernando I de Médicis, Gran Duque de Toscana entre 1587 y 1609, por el que llamaba a los judíos y conversos que quisieran a asentarse en esa ciudad, con total libertad y protección, la engrandeció, ya que los que se asentaron en ella, con sus conocimientos y contactos comerciales con Francia, Inglaterra, Holanda, América, Marruecos y Egipto, entre otros destinos, la llevaron a ser uno de los principales centros comerciales de Italia y por lo tanto del Mediterráneo. También contribuyeron al engrandecimiento de la ciudad desde el punto de vista cultural, ya que se convirtió en uno de los principales centros de impresión y publicación de libros religiosos en hebreo y ladino. Llegó a tener hasta 17 empresas editoriales, de todas ellas, perdura la creada en 1805 por Shelomo Belforte, que en 1834 con Moisés e Israel Palagi, se transformo en "Shelomo Belforte Havero", al finalizar la II Guerra Mundial, recuperó su actividad con el nombre de "Salomone Belforte & Co". En 1805 celebró su segundo centenario, con la realización a iniciativa del propietario, Guido Gastalla, de un congreso internacional sobre el ladino y otras lenguas judías de los sefardíes, que tuvo lugar los días 6 y 7 de noviembre, en la que se dieron cita especialistas en ladino, haquetía y bagitto (hablado únicamente por los judíos de Liborno).
Miércoles, 24 de abril de 2024 -

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