Biografías

Su verdadero nombre es Abu Yishaq Ibrahim al-Mayid ibn Ezrá, conocido como Abenarenace, Abraham Judeus, Abenare y Avenara. Hijo del rabino Mayer ben Ezra, nace en la ciudad conocida como Muskaria y también como Tutila, hoy Tudela (Navarra / España). En el año de 1089 o 1092, falleciendo en 1164 o 1167 en Qal´at al Hajar, hoy Calahorra (La Rioja / España). Se distinguió como médico, matemático, poeta, gramático, filósofo, cabalista y astrónomo, tomando parte muy activa en las polémicas de los sabios que dividieron el globo terrestre en dos partes iguales siguiendo el Ecuador; además de ser uno de los más preclaros transmores del saber judío y árabe de al-Ándalus a Europa. Amigo de Yosef ibn Saddiq, Abraham ibn Dawud, Moseh ben Ezrá y de Yehudah ha-Levi, con una de cuyas hijas se casó, y de la que tuvo cinco hijos, de los cuales solamente sobrevivió uno, Yishaq, que se convirtió al islám, lo cual produjo una fuerte crisis en su padre. Con el deseo de instruir abandonó su patria a los 40 años, emprendiendo largos viajes, que se pueden dividir en tres períodos: primero (Italia), de 1140 a 1146, visitando Roma, Salerno, Lucca, Mantua, Pisa y Verona; segundo (Francia), de 1147 a 1157, viajando a Beziers, Narbona, Burdeos, Anger, Dreux y Rouen; y tercero, de 1158 en adelante, en Inglaterra, concretamente Londres y Winchester. Posteriormente y de forma esporádica volvió varias veces a Narbona, refugiándose finalmente en Calahorra, donde murió en 1164, aunque algunos autores e investigadores, tienen dudas al respecto. En todos estos lugares, enseñó en hebreo a los judíos y en latín a los cristianos, escribiendo la mayor parte de sus obras en hebreo, si bien algunas nos han llegado en latín. La huella de su paso fue profunda pues después de 150 años de su muerte dice Yehudah ha-Penini de su estancia en Beziers: “Los sabios de aquella región, los hombres piadosos y los Rabinos, tuvieron una gran alegría cuando ben Ezrá pasó por sus comunidades; y Yosef del Médigo, dice: “Es un hombre que durante todos los días de su vida viajó por todo el mundo, desde la extremidad del mar accidental hasta Lucca y Egipto, Etiopía y Elam. No tenía dinero, ni aun unos pocos céntimos, pues los despreció toda su vida. Sólo tenía la ropa que llevaba puesta y en su equipaje sólo llevaba el astrolabio, "un corazón valiente y el espíritu de D’s dentro de él”. Se conservan más de 500 poesías destinadas a la liturgia, muchas de ellas con estructura estrófica. Las ideas filosóficas y psicológicas, especialmente neoplatónicas, así como las concepciones astronómicas de la época, dejan huella en no pocas composiciones. Merece mención aparte un poema extenso denominado Hay ben Meqis, que tiene como tema central el viaje por toda la creación hasta el más alto de los cielos, inspirado en Avicena y con reminiscencias del Keter Malkut de Ibn Gabirol. Escribió unas 180 obras, abarcando un amplio abanico de ciencias y conocimientos lo que hacen de él un sabio enciclopédico. En algunos de sus comentarios, termina con la frase “El que sea capaz de comprender, que comprenda”. Sobre gramática: además de traducir al hebreo algunas obras de Yehudah Hayyuy, escribe Mozne leson ha-qodes (Balanza de la lengua santa) que trata de la estructura de la lengua hebrea; Sefer ha-yesod, Sefer yeter, Safah bervrah y otros muchos más; Sobre matemáticas, escribió: Sefer ha-ehad (Libro sobre el uno), Sefer ha-mispar (Libro del número), conocido también como Sefer yesod mispar (Libro del fundamento del número), en esta última enseña el valor posicional de las cifras y es el primer judío que emplea el sistema decimal, señalando con el “circulo”, “rueda” (galgal, es decir, el “cero”) la ausencia de una cantidad determinada en una posición (Abraham bar Hiyya no conoció el sistema de diez cifras y el cero). Sus obras sobre astrología fueron las que más fama popular le dieron, usándose sus principios astrológicos hasta bien entrado el siglo XVII por Nicolás de Cusa, Pico della Mirándola, Regiomontano y tal vez el mismo Cristóbal Colón, siendo sus obras en este tema: Resit hokmah (Principio de la sabiduría) traducida al francés en 1273, Sefer ha-teamim (Libro de las Razones), Sefer ha-mibharim (libro de las elecciones), Sefer ha-olam (Libro del mundo), Sefer ha-meorot (Libro de las luminarias), Sefer istagninut (Libro de la astrología), Sefer ha-moledot (Libro de las natividades y Sefer ha-selot dedicado a la consulta de las estrellas; Sobre astronomía: Shalos sehot (Tres preguntas), Luhot (Tablas astronómicas) que es su principal obra sobre este tema; Tabulae Pisanae (1143 ó 1145) llamadas así porque tomó como punto de partida el meridíano de Pisa (Italia); De rationibus tabularum (o Rationes tabularum) astronomicarum, que son unos cánones escritos en 1154 en Dreyx, Sefer ha-ibbur (Libro de la intercalación), e Iggéret haSabbat (Epístola del Sábado), Keli ha-nehasot (Instrumento de latón) y Saar ha-samayim (La puerta de los cielos); Sobre filosofía: Sefer ha-Shem (Libro del nombre de D’s), Arugat ha-hokmah u pardes ha-mezimma (Ramillete de sabiduría y pensil del pensamento, Bet middot (Casa de las costumbres) y Sefer higgayon (Libro de lógica). Presentó en el s. XII a los judíos un esquema de los numerales hindúes, al mismo tiempo que Abelardo de Bath y Juan de Sevilla hacían lo análogo a los lectores latinos. Creó escuela propia y siguieron sus huellas, entre otros doctos Rabinos, Josef Kimji y sus hijos David y Moisés. Aben Ezra llevó a Italia e introdujo entre los judíos de Roma los estudios gramaticales. Su libro De la balanza, contiene una extensa introducción en que narra y juzga los trabajos anteriores de la escuela española. Publicó, además, un libro sobre las delicadezas del estilo hebreo. Graetz afirma que Aben Ezra abrió el camino a la exégesis gramatical. Defendió las opiniones de Saadía contra las de Ben Labrat. También cabe citar entre sus obras un poema titulado Mahadanne Melech (Delicias del rey), sobre el juego de ajedrez, en 73 versos hebraicos, traducidos en versos latinos por Tomás Hyde. En la Biblioteca Nacional de París se conservan varios manuscritos de sus obras. El comentario sobre los Libros Santos lo publicó Bomberg en Venecia (1526); figura en la biblioteca hebraica de Buxtorf, y se reimprimió innumerables veces, así como la mayoría de sus obras. La mas difundida fue Eben Aezer impreso en muchas ediciones de Pentateucos de Rabí Yehudá León Mishkolani (Siglo XIV). Su última obra, el Safab Berurab, fue un nuevo tratado de gramática hebrea. Le cabe además el mérito de haber sido un defensor de las ideas neoplatónicas, mucho tiempo antes de que León Hebreo publicase sus Diálogos, como puede verse en su libro Jesod Mora. Fue contemporáneo de Rabénu Yaacob Tam (nieto de Rashí) con el cual intercambió muchas cartas. Un ejemplar en catalán de una de sus obras, que debió formar parte de la colección particular del conde-duque de Olivares, se encuentra en la biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid). Una curiosidad: En la Luna hay un cráter con su nombre: ABENEZRA (21,0 S, 11,9 E). Cráter de 42 Km. de diámetro.
Fuentes:
Jueves, 25 de abril de 2024 -

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